Las investigaciones respecto a los libros de texto cubren la actitud hacia los judíos, los israelís al problema de la paz como se menciona en los libros de textos más recientes de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para estudiantes en todas las escuelas en Gaza, Cisjordania y Jerusalén que llevan el currículo de la ANP. Estos libros se usan en escuelas gubernamentales, en escuelas separadas del gobierno como escuelas de las iglesias, las comunidades islámicas, escuelas privadas y las escuelas del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (OOPS/UNRWA).

Conforme a las investigaciones efectuadas, 144 libros de texto de varias asignaturas, utilizados desde el primero hasta el duodécimo grado, fueron examinados. Los materiales académicos incluyen todas las formas de texto, ejercicios lingüísticos, tareas, las notas a pie de página, también las fotografías, ilustraciones, mapas y gráficos. Alrededor de 20 de los libros examinados eran de reciente publicación en el verano de 2016, en un proyecto de edición de los libros de textos de la ANP.

Los autores de estas investigaciones creen firmemente que una paz significativa necesita empezar con la educación. Las generaciones más jóvenes de ambos lados deben tener la oportunidad para entender el origen del conflicto que sus propias sociedades han enredado y deben mostrar los resultados benéficos de una resolución pacífica de los conflictos. Lo que implica un reconocimiento claro “del otro”, con una descripción respetuosa de su identidad, creencia e intereses. El único propósito de esta investigación es promover la educación de la paz para la solución del conflicto de Oriente Medio y los autores esperan añadir a las investigaciones un reporte similar sobre los libros de textos israelíes.

La investigación muestra que la actitud de los libros de textos de la ANP hacia los judíos, Israel y la paz pueden ser resumidos en tres aspectos fundamentales: deslegitimación, demonización y una llamada a una lucha violenta en lugar de la paz. Con dicho fundamento, se ha creado una narrativa que presenta los conflictos en una manera distorsionada históricamente y no ha promovido la paz, con implicaciones graves para el futuro. Estos descubrimientos también revelan las metas de la ANP y el alcance de la implicación del UNRWA para alcanzar estas metas.

La deslegitimación de los judíos está expresada en el no reconocimiento de la presencia de una nación judía con derechos en el país. Su apego a la tierra está descrito como “ambiciones codiciosas (atma)”. El movimiento nacionalista – el sionismo – está retratado como un movimiento colonialista en servicio del imperialismo occidental. Hay pocas referencias en los libros de texto de la ANP a la presencia judía en el país desde la antigüedad, al contrario de los palestinos a quienes dijeron que ellos son los descendientes de los cananeos antiguos. Estos últimos están descritos en los libros como “árabes”, creando así una impresión que los palestinos han precedido a los judíos. Los lugares sagrados judíos, como el Muro de los Lamentos en Jerusalén, la Cueva de los Patriarcas en Hebrón y el Sepulcro de Raquel en Belén, no son reconocidos como tal, están presentados como lugares sagrados islámicos que los judíos quieren usurpar. Los 6 millones de personas judías que viven en el país no se toman en cuenta entre sus habitantes. Las ciudades, como Tel Aviv, no son parte de los mapas. En un libro reciente, Tel Aviv aparece con nombre árabe, que indica probablemente un mito nuevo para presentar las ciudades árabes como ocupadas por los judíos. Aún el idioma judío –hebreo– se borra, literalmente, de un sello del Mandato Británico en Palestina reproducido en un libro de texto del segundo grado. El mensaje de todo esto es simple: los judíos no tienen lugar aquí y su presencia en Palestina es temporal. Actualmente, este es la base para el “derecho a retorno”, que los judíos extranjeros salgan y los palestinos legitimados regresen.

El estado judío – Israel – no es reconocido como un estado soberano y su nombre no aparece en los mapas, excepto en un lugar en que se representa como una entidad ocupante desde 1948. Israel a veces es reemplazado por Palestina como el estado soberano en la región tanto en los textos como en los mapas, y se supone que este último cubre todo Israel territorios después de su liberación de la ocupación. Regiones, sitios y ciudades dentro las fronteras de Israel anteriores a 1967 se presentan exclusivamente como palestinas, incluso ocupadas, y en lugar del término “territorio israelí”, los libros a menudo usan circunlocuciones como usan circunlocuciones como “las tierras de 1948”, “el interior” y “la línea verde”.

Demonización: los judíos son demonizados en los libros escolares de la ANP como enemigos del islam profetas venerados, a saber, Moisés, Jesús y Mahoma, que los coloca automáticamente en el campo de las fuerzas del mal y se prepara para su posterior demonización en el contexto del conflicto. Los libros escolares de la ANP atribuyen a los judíos que emigraron a Palestina en el siglo XIX la intención de exterminar a los palestinos y retratarlos como una amenaza existencial.  Son deshumanizados como lobos y serpientes en este contexto. Esta misma línea continua en los libros de 2016-2017 (la expresión “Ayudantes del diablo”, por ejemplo).

Israel es severamente demonizado con más de 30 acusaciones encontradas en los libros empezando con la usurpación de Palestina y la expulsión de sus habitantes, mediante masacres, asesinato de niños, de líderes palestinos, agresión contra los países árabes vecinos, la destrucción de ciudades y pueblos, la profanación de lugares sagrados, asediando a los Palestinos cercándolos con una valla, dañando la economía, perjudicando la sociedad palestina, y terminando por perpetuar el estado de ignorancia entre los palestinos, la responsabilidad por la violencia intrafamiliar y el abuso de drogas.

El esfuerzo de demonización se intensifica aún más por la ausencia casi total en los libros escolares de la ANP de información objetiva y sustancial sobre los judíos e Israel que equilibren la demonización. Además, el “otro” judío-israelí es tratado solo como un grupo, sin ninguna referencia a individuos judíos o israelíes como seres humanos ordinarios, que seguramente crearán en la mente de los estudiantes la impresión de un extranjero y una entidad amenazante. Tampoco se intenta comprender el motivo del adversario, y los libros de ANP están totalmente desprovistos de autocrítica que podrían han explicado, por ejemplo, que Israel ha construido la valla de separación tras los atentados suicidas con bombas de palestinos a principios de 2000. Israel y los judíos son representado como el último partido criminal y los palestinos son la última víctima.

Los libros escolares de ANP están desprovistos de cualquier apoyo al objetivo de paz y convivencia con el Estado de Israel. Por el contrario, hablan de una lucha violenta por la liberación sin limitarla a las áreas de Cisjordania y Gaza. Por el contrario, se refieren a lugares en Israel anterior a 1967, como Acre, Haifa y Jaffa como los que se supone que deben ser liberados. Incluso el regreso de los refugiados tiene connotaciones violentas, y en este caso particular los territorios de Israel antes de 1967. En este marco, conceptos tradicionales islámicos como Yihad y martirio (shahadah) son usados a fin de dar a la lucha de liberación un carácter religioso y, por lo tanto, intensificarlo. Aunque el apoyo explícito a los ataques terroristas contra Israel es raro en los libros, tales acciones son alentadas implícitamente al alabar a sus perpetradores, llamados “quienes se sacrifican (fidai) “. Aquellos que son asesinados en acción o encarcelados, son llamados “mártires (shahid)” y “prisioneros de guerra (asir)”, respectivamente. Los libros que estaban publicados en el verano de 2016, subrayan además que el territorio israelí antes de 1967 es un parte integral de Palestina soberana, y aumenta la intensificación de la lucha de liberación.

Aunque no hay un llamado a la guerra explícito contra Israel, o un llamado a matar los israelitas, en los libros, es evidente sin lugar a dudas que preparan a sus estudiantes intelectual y mentalmente para una lucha violenta para la liquidación de Israel bajo el lema “la liberación Palestina de la ocupación”.

En vista de esta situación es claro que no haya avance para una solución pacífica al conflicto sin un cambio total en la manera de pensar que la ANP está inculcando sistemáticamente en sus estudiantes desde hace más de 20 años.

Sin embargo, si la demanda para un cambio en la actitud de la ANP es depende de la negociación y las circunstancias políticas imperantes entre los dos partes en conflicto, esto no es así con respecto a UNRWA, que no es parte del conflicto y se supone debe estar comprometido con los principios de las Naciones Unidas (ONU) de una resolución pacífica. Por lo tanto, es inconcebible que los textos hagan un llamado a la lucha violenta contra Israel y exalten que la yihad se enseñe en las escuelas especialmente cuando la lucha percibida incluye el territorio reconocido internacionalmente de Israel. UNRWA también está obligado, como una organización de la ONU, a no presentar a Israel a sus estudiantes como una entidad deslegitimada. Un libro de texto en que Israel no se encuentra en el mapa no debería entrar una escuela de UNRWA en primer lugar. Aún si Israel permite el uso de esos libros de textos en Jerusalén, bajo de su soberanía declarada, por consideraciones políticas u otras, UNRWA no tiene ese privilegio. Como una agencia internacional de socorro, UNRWA no debe seguir una línea política.

A eso, hay que agregar el fracaso educativo de UNRWA profesionalmente, adoptando material cuestionable, como la atribución de un origen cananeo fabricado a los palestinos, y la falsificación cruda de un documento histórico – el Sello del Mandato británico en Palestina.

Además, al permitir la circulación en sus escuelas de libros de textos para una guerra futura con Israel, UNRWA traicionó su obligación moral para proteger los niños palestinos de tales calamidades.

En conclusión, ¡hay cosas que UNRWA no debería enseñar!
Es hora que los libros de texto se revisen de inmediato. Los países occidentales que financian el sistema educativo educación deben presionar para que no se enseñe odio. Nuestra labor es informarle al mundo y a estos gobiernos lo que se está haciendo con su dinero para que puedan detenerlo. Apoyenos en esta costosa y ardua labor. Necesitamos su donativo

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